.....Pero el hambre me devolvía los pies a la tierra y al frío de la calle. A punto estaba de hurgar en el basurero -pedía que al menos un poco de comida decente, un pedazo de pan o restos de carne o arroz de comida rápida que las personas suelen dejar quedará para nosotros cuando sentí sus manos sobre mí. Me tomó del brazo y aún con la sonrisa y sus ojos que nunca me soltaron, dijo lo siguiente:
Contigo terminará la humanidad, querido Adán.
.....Y mi hambre, que golpeaba mis intestinos, y yo, que finalmente había escuchado su primer verso, sucumbimos.
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